Cultura Folk en Imágenes

La Guitarra Criolla


Amiga inseparable del gaucho nómade en la soledad de la campaña, arma armónica en los duelos de payadas, compañera de los trovadores folklóricos…

La guitarra a pesar de no ser un instrumento autóctono es indudablemente, debido a su fuerte arraigo, el más común para la música folklórica.

Se la ubica entre los instrumentos cordófonos (los cuales producen sonidos por medio de las cuerdas) y está fabricada en madera casi en su totalidad. Las maderas más elegidas para realizarla son las de Ciprés, Ébano, Pino, Abeto, Palo Santo de la India, Cedro de Canadá (dependiendo del tipo de guitarra).

Si bien la guitarra criolla o clásica fue introducida a nuestro territorio por los conquistadores españoles logrando una extraordinaria difusión en nuestro país como en varios países de América, no se conoce a ciencia cierta su origen.

Hay dos hipótesis acerca de ello: Una que la guitarra desciende de un instrumento árabe y que fue introducida por ellos  a la Península Ibérica, durante su invasión (donde luego evolucionó). Y la otra que su origen es Greco Romano y deriva de la fidícula.

Sea cual sea su origen, este popular instrumento ha ido evolucionando con el paso del tiempo, de acuerdo a las necesidades del intérprete, hasta llegar a lo que es hoy.

Breve Historia del Folklore (3º Parte)


En 1976 la música folklórica argentina se vio seriamente afectada por la dictadura militar que tomó el poder. Hubo censura, listas negras y muchos artistas debieron exiliarse por lo que sus disco fueron grabados y publicados en el exterior, no llegando al público argentino.

En 1977 Mercedes Sosa, quien había sido censurada, lanza su álbum “Mercedes Sosa interpreta a Atahualpa Yupanqui” (uno de sus trabajos más logrados). 

Ese mismo año Marian Farías Gómez (desde el exilio) graba en París el álbum “Marian + Chango” (en el que participan Oscar Alem y Kelo Palacios).

En 1978 se produce la muerte de Jorge Cafrune. Fue atropellado por un auto que se dió a la fuga, cuando se dirigía a caballo a Yapeyú. Quedan varias dudas si fue un hecho casual o si fue ordenado por el gobierno militar ya que unos días antes, en su presentación en el Festival de Cosquín, cantó Zamba de mi Esperanza (a pedido del público) a pesar de que no estaba entre las canciones autorizadas.

Por su parte Víctor Heredia (sufrió la desaparición de su hermana) compuso canciones alusivas a la situación que se vivía como “Sobrevivimos”, “Todavía Cantamos” y el álbum “Víctor Heredia canta a Pablo Neruda” (dedicado a musicalizar al poeta chileno cuyas obras fueron censuradas por las dictaduras militares latinoamericanas).

El músico Waldo Belloso y su esposa Zulema Alcayaga (poetisa) crean el personaje infantil Margarito Tereré, un yacaré que cantaba canciones folklóricas dedicadas a los chicos. Este animalito de la cultura litoraleña tuvo un programa, varios álbumes y una película grabada en 1978.

También en el año 1978 se graba la Cantata Tupac Amaru en el país francés (basado en el libro de poemas de Atahualpa Yupanqui titulado “El Sacrificio de Tupac Amaru”, publicado en 1971). La música era de Raúl Maldonado y Enzo Gieco y fue interpretado por la Agrupación Música de Buenos Aires (dirigida por Enzo Gieco) y la participación del Coro Contemporáneo  de Buenos Aires (dirección a cargo de Jorge Armesto).

Al año siguiente Mercedes Sosa lanza, en nuestro país, el álbum “Serenata para la tierra uno”. Poco tiempo después es detenida en La Plata durante la presentación de su espectáculo, junto a todos los espectadores que asistieron. Este episodio la lleva a tomar la decisión de exiliarse.

Para promover el amor por la patria en los ciudadanos de nuestro país, debido a la Guerra de Malvinas (iniciada el 2 de abril de 1982), los medios de comunicación aprobados por el régimen militar comenzaron a pasar música folklórica.

La necesidad de promover el patriotismo se extendió al rock nacional y al tango, lo que produjo que muchos artistas prohibidos fueran nuevamente difundidos resurgiendo una vez más el folklore.

Mercedes Sosa regresó al país brindando un recital en el Luna Park, donde no sólo cantó folklore sino que interpretó tango junto a Los Mareados, por ejemplo, y rock nacional junto a Charly García y Fito Páez (se editó como álbum doble titulado “Mercedes Sosa en Argentina”).

En 1983 se recupera la democracia y con ello comienza la difusión de una nueva generación de artistas de nuestro folklore como Rubén Patagonia, Susana Rocha, Raúl Carnota, Teresa Parodi, Peteco Carabajal, Antonio Tarragó Ros, La Chacarerata.
Continúa con la última entrega...

Breve Historia del Folklore Argentino (2º Parte)



El auge del folklore debido a los distintos grupos que habían aparecido creció cuando en 1961 y 1966 se originan los festivales de Cosquín y Jesús María, respectivamente, en la mediterránea provincia de Córdoba.

En 1960 el Chango Farías Gómez junto a su hermano, Pedro Farías Gómez, Carlos del Franco Ferrero, Guillermo Urien y Hernán Figueroa Reyes, formó el grupo vocal Los Huanca Huá. Sus complejos arreglos polifónicos modificaron no sólo a nuestra música folklórica argentina sino también a la de América Latina.

Aunque ya había algunos precedentes de grupos corales como el conjunto Llajta Sumac o el Cuarteto Gómez Carrillo, fue el éxito de los Huanca Huá lo que inspiraría la formación de nuevos grupos vocales en nuestro país. Estos conjuntos fueron paulatinamente incorporando nuevos elementos como el contrapunto, la cuarta y quinta voz, herramientas musicales de la polifonía, por mencionar algunos.

Entre los grupos vocales que se formaron a partir de los Huancá Huá podemos citar a Opus Cuatro, Los Trovadores, Cantoral, Cuarteto Zuray, entre otros.
Para el 150º aniversario de la Revolución de Mayo, Waldo de los Ríos graba su “Concierto de las 14 provincias”, combinando los ritmos de raíz folklórica con la música moderna.

Con los espectáculos “Canciones para mirar” (1962) y “Doña Disparate y Bambuco” (1963), presentados por el dúo Leda Valladares y María Elena Walsh, surge una manera más abierta de comprender la música de nuestro folklore. A partir de estas presentaciones aparecen personajes infantiles y canciones clásicas que aún hoy seguimos escuchando como Manuelita, El Reino del Revés (carnavalito), La Vaca Estudiosa (baguala).

En el año 1962 es entregado el premio “Revelación Cosquín” a los Huanca Huá y al trío Tres para el Folklore. Este trío estaba compuesto por Lalo Homer, Luis Amaya y Chito Zeballos y fue en ese año que ellos lanzan su trabajo titulado Guitarreando, que incluye una interpretación del clásico Pájaro Campana.

Al año siguiente Mercedes Sosa (que ya estaba comprometida con el canto folklórico argentino) se une a otros músicos como Armando Tejada Gomez y Oscar Matus para comenzar con el Movimiento del Nuevo Cancionero que tenía por objetivos terminar con el enfrentamiento entre el folklore y el tango, diseñar un cancionero que estuviera abierto a todos los estilos y que fuera nacional y latinoamericano, evitando la música puramente comercial, y reivindicar a artistas del folklore argentino que habían permanecido marginados como Buenaventura Luna y Atahualpa Yupanqui.

Entre los artistas que se fueron uniendo a estemovimiento podemos citar a Las Voces Blancas, Horacio Guarany, Daniel Toro, Ramón Ayala, César Isella, el dúo Cuchi Leguizamón y Manuel J. Castilla (ambos compositores), entre otros.

Y aunque tantos otros folkloristas no se adhirieron estrictamente al Movimiento del Nuevo Cancionero, éste renovó por completo la canción argentina dando paso a lo que se llamara música popular argentina, que buscaba terminar con la “rivalidad” entre música tradicional - música moderna y entre tango - folklore.

Además Waldo de los Ríos y Eduardo Lagos (quién solía reunirse en su casa con Astor Piazola, Hugo Díaz, Domingo Cura y otros músicos para realizar reuniones de improvisación y experimentación folklórica), pertenecieron a otra línea renovadora del folklore llamada música de proyección folklórica.

No podemos dejar de nombrar a artistas folklóricos destacados de esta época como Los Visconti, Domingo Cura (percusionista), Los del Suquía, Jaime Torres (charanguista), Jorge Cafrune, Los Carabajal, Hernán Figueroa Reyes, Los Manseros Santiagueños, Chango Nieto (cantante y bombista), Oscar Cardozo Ocampo, Las Voces de Orán, entre tantos otros.

Estos artistas interpretaron temas que aún hoy siguen sonando como “Mama Vieja”, “El Orejano”, “Zamba de Monteros”, “Añoranzas”, “Zamba del Fuellista”, etc.

Entre los intérpretes destacados de música sureña podemos mencionar a Roberto Rimolai Fraga con su “Argentino hasta la muerte”, Argentino Luna con “Mire qué lindo mi país paisano”, Jorge Larralde con “Memoria para un hijo gaucho”, entre otros.

De los representantes del canto patagónico cabe mencionar al poeta Marcelo Berbel con su canción “La Pasto Verde” y a sus hijos, Los Hermanos Berbel con “Quimey Neuquén”.

En la música litoraleña se destacaron el acordeonista Raúl Barbosa, María Helena (Canto Islero), Cacho Saucero (Sapukay de triunfo Macho) y Los Hermanos Cuesta (Juan de Gualeyán).

En el año 1964 Jorge Cafrune incluye en su segundo álbum la canción “Zamba de mi Esperanza” de Luis Morales (seudónimo de Luis Profili). Esta canción se convirtió, junto a “Merceditas”, en el tema más popular de nuestro folklore tanto dentro como fuera del país.

En el año1965 se estrena la película de Delfor María Beccaglia titulada “Cosquín, amor y folklore”. En la película actúan Elsa Daniel y Atilio Marinelli e interpretan temas musicales Los Chalchaleros, Atahualpa Yupanqui, Eduardo Falú, Ramona Galarza, Los Cantores del Alba, El Chúcaro y Norma Viola, Los Fronterizos, Los Trovadores, Los de Salta, entre otros.

En esta época se busca vincular al folklore, de manera más estrecha, con otros ritmos populares tanto de Argentina como de Latinoamérica. Se realizaron varios intercambios con el rock nacional como los de la banda Arco Iris (liderada por Santaolalla), León Gieco, Víctor Heredia y Roque Narvaja. 

Además debemos mencionar los dos álbumes de tango editados por Los Cantores de Quilla Huasi y Los Cantores del Alba interpretando canciones mexicanas.
Continuará...

Breve Historia del Folklore Argentino (1º Parte)


Todo tiene un inicio, un comienzo y es por ahí donde vamos a comenzar… por el 25 de mayo de 1810… pero decir que la historia de nuestro folklore se inició con la emancipación sería ignorar nuestra sangre… nuestro legado y no reconocer parte de la historia.

Es como si nuestra propia historia comenzara sólo cuando nos independizamos de nuestros padres… Y aunque a lo largo de esta nota nos centraremos en el folklore a partir de la independencia, no debemos ignorar todo el aporte cultural que los pueblos aborígenes dieron a la tradición argentina…

Después del paso que los criollos dieron al formar el primer gobierno patrio todo cambió, no sólo en la política sino también en lo social y cultural... es decir en el folklore.

Comenzaron a aparecer danzas picarescas y vivaces  contrastantes a las preferidas por la cultura colonial española. Surgen así el pericón (danza patriótica de Argentina, Uruguay y Chile), el cuando, el triunfo (creado para festejar el triunfo independentista) y el cielito (llegó a las tropas desde el ámbito rural, convirtiéndose en el canto popular de la independencia).

Además en este proceso de guerras, tanto por la independencia como las civiles, resurgen las vidalitas, que eran entonadas por los miembros del ejército en campaña.
 
Nuevamente se vería influenciado y transformado nuestro folklore con los nuevos elementos que incorporaron los inmigrantes, principalmente venidos de Europa, entre los años 1850 y 1950.

Surge durante esta época el tango que rápidamente fue identificado como la música ciudadana relegando al folklore sólo al ámbito rural.

Es en este período donde florecen algunas de las danzas trascendentales que conforman nuestro folklore como lo son la chacarera (nacida al parecer a mediados del siglo XIX en Santiago del Estero), la zamba (que aparece a fines de 1860, descendiente de la zamacueca afroperuana), la milonga carpera y la arunguita.
 
En la segunda mitad del siglo XIX aparece en la región del nordeste el chamamé (aunque recién se lo llamaría así un tiempo después) como resultado de la unión de los distintos ritmos alemanes, polacos, judíos y ucranianos (polkas y shottis principalmente) con los ancestrales de la región que provenían de los aborígenes guaraníes y las tradiciones afro - rioplatenses.
Hacia fines del siglo XIX se intenta dar impulso nuevamente al folklore como nuestra música nacional, siendo los recopiladores Juan Alfonzo Carrizo, Ernesto Padilla y Andrés Chazarreta, los que inician este movimiento.

Fue en agosto de 1906 que el mismo Chazarreta dio el primer paso cuando presentó en el teatro Cervante (Santiago del Estero) su recital de guitarra donde abrió con la interpretación de “La Zamba de Vargas” de autor desconocido.

Por aquella época se llamaba “música nativa” a todo lo eferido al folklore por lo cual Chazarreta creó la Compañía de Arte Nativo del Norte Argentino (1911) recorriendo  con ella el país.
 
Buenos Aires, por su parte, pasó a ser el centro para la difusión de la música argentina de forma masiva ya que albergaba a las más importantes radioemisoras, las compañías discográficas y la vitalidad del mundo del espectáculo.

Es considerado para muchos como el momento clave del resurgimiento del folklore la presentación que realizó Andrés Cazarreta en Buenos Aires el 16 de marzo de 1921, donde expuso canciones populares como La Telesita, La Lopez Pereyra, Zamba de Vargas… Cuatro años más tarde grabó su primer simple con la discográfica Elektra.
A mediados de 1930 comienza a declinar la llegada de los inmigrantes provenientes de Europa, en contraposición se inicia una oleada migratoria interna, del campo a la ciudad, de las provincias a Buenos Aires, llevando consigo el folklore.

La difusión masiva de la música folklórica a través de la radio llega de la mano del debut sanjuanino Buenaventura Luna y su grupo La Tropilla de Huachi Pampa en la radio El Mundo de Buenos Aires con temas como “Sentencias del Tata Viejo” y “Entre San Juan y Mendoza”. El éxito de la presentación hizo que la emisora pusiera en el aire el programa de folklore “El fogón de los Arrieros” en 1939.

Se generalizan en ésta década los dúos folklóricos como el de Los Hermanos Cáceres, el dúo Tormo - Canales (que formaba parte de la Tropilla de Huachi Pampa) y el de las tucumanas Molina - Vera, por nombrar sólo algunos.

Durante la película “La Guerra Gaucha” (1942) dirigida por Lucas Demare aparecieron Los Hermanos Ábalos interpretando su “Carnavalito”, alcanzando fama nacional.

Entre los precursores del folklore del litoral podemos mencionar a Osvaldo Sosa Cordero (grabó desde 1942 para el sello Orión con el conjunto Osvaldo Sosa Cordero y sus correntinos y su canción “Anahí” fue incorporada al reportorio escolar en 1943) y a Emilio Chamorro (fundador del grupo Los Hijos de Corrientes con el que grabó discos para RCA Víctor y apareció en películas como “Cándida” y “Tres hombres del Río”).

En los años '40 Ramón Sixto Ríos lanzaría su chamamé “Merceditas” que con el correr del tiempo pasaría a ser una de las canciones más populares de nuestro folklore.

En el año 1942 es formado el cuarteto Santa Ana (aún hoy en actividad) por Isaco Abitbol y Ernesto Matiel que sería un éxito masivo.
 
Este resurgimiento del folklore se pudo apreciar también en 1948 cuando el simple “Amémonos” de Antonio Tormo vendió un millón de copias, superando todas las ventas incluso las de Carlos Gardel.
A Fines de la década del '40 fue puesto en el aire, por Buenaventura Luna, el programa “El Canto Perdido” (Radio Belgrano).

Se comenzó a investigar y estudiar la música folklórica de la mano de investigadores como Augusto Raúl Cortázar, Isabel Aretz y Carlos Vega quien fundaría el Gabinete de Musicología Indígena (Museo Argentino de Ciencias Naturales) en 1931.

En 1949 el entonces presidente de la nación, Juan Domingo Perón, mediante un decreto, dispondría que tanto en lugares públicos como en confiterías al menos la mitad de la música que se ejecutara debía ser nativa, protegiendo así la música nacional. Años más tarde (1953) la Ley del Número Vivo ordenaría incluir artistas en vivo en funciones cinematográficas.

Ambas medidas provocaron un boom en el folklore por el gran surgimiento de artistas y grupos folklóricos.

En 1950 el cantante Antonio Tormo graba “El rancho 'e la Cambicha” (de Mario Millán Medina) en un disco simple, el cual vendería 5 millones de copias.

En ese mismo año Polo Giménez estrena su zamba “Paisaje de Catamarca” con la cual se hizo famoso.

En 1948 se presentarían por primera vez en Salta Los Chalchaleros, un cuarteto que impondría el uso de tres guitarras y un bombo como estructura de conjunto folklórico.

Este cuarteto sería nada menos que uno de los fundamentales hitos en la música folklórica e inspiradores de muchos grupos similares como Los Cantores del Alba, Los de Salta, Los Tucu Tucu, por nombrar sólo algunos.

Durante 1956 lanzarían su primer trabajo titulado “Éxitos de Los Chalchaleros” (volumen 1) al igual que otros dos cuartetos fundamentales de la música argentina Los Fronterizos con “Canciones de cerro y Luna” y Los Cantores de Quilla Huasi.

Además esta explosión folklórica ayudó a la difusión masiva de cantantes y músicos que venían actuando desde hace años como los guitarristas Eduardo Falú y Abel Fleury, el bandoneonista Payo Solá, la cantante Margarita Palacios, el violinista Sixto Palavecino y Ariel Ramirez, entre otros.

En cuanto a la música litoraleña alcanzan éxito nacional músicos como Antonio Tarragó Ros (llamado “El Rey del Chamamé”), Ramona Galarza y Tránsito Cocomarola.

Es durante este período donde se dan a conocer importantes composiciones de nuestro cancionero popular como: “Kilómetro 11”, “Sapo Cancionero”, “La compañera”, “Candombe para José”, “Zamba para no morir”…

Conitnúa…