Chispas danzantes que se
pierden en la noche,
hilos de blanco humo que se
elevan hacia el infinito,
tibio calor que enciende mi
corazón,
fuego crepitante que purifica
mi razón
Los
fogones han ido evolucionando con el paso del tiempo, no en la forma en que se
encendían pero sí en cómo se preparan y en su funcionalidad.
En
un comienzo los gauchos encendían fogones para calentarse en las noches, para
prepararse la comida o calentar agua para el mate cuando vagaba libre. Para el
armado del fogón extraía, con la ayuda de su cuchillo, tierra de forma
prismática trapezoidal. Luego colocaba en la base mayor del volumen de tierra
el combustible y en la menor el recipiente.
A
este tipo de fogón suele fin llamársele “pampa” porque tal vez fueron los
aborígenes de esta zona quienes les enseñaron a hacerlo.
Posteriormente cuando el gaucho comenzó a
establecerse en ranchos, encendía el fogón fuera de éste ya que su vivienda no
contaba más que con una sola habitación. Con el transcurso del tiempo el fogón
criollo se convirtió en el lugar más visitado
en las cocinas de las viejas estancias, ya que allí era donde se reunían
a tomar mate, comer asado o simplemente conversar sobre lo sucedido en el día o
a contar historias o cuentos.
El
fogón que se realizaba en las cocinas podía ser redondo o cuadrado de unos
ciento treinta centímetros de diámetro rodeado por canillas de potro o yegua,
una llanta mediana de carro o una pared de adobe. Alrededor del fogón se
colocaban los bancos en forma de rueda para los comensales y las visitas. Las
cenizas que se acumulaban servían para mantener las brasas en las horas de
sueño y trabajo. Desde el techo se colgaba una cadena que terminaba en gancho
en donde se colocaba una “calderita” con agua o una pava para tener siempre
agua caliente para el mate.
En
la actualidad encendemos fogones como una costumbre para reunirnos con amigos y
compartir un agradable momento entre guitarreada, historias y canciones durante
campamentos y fiestas estudiantiles.
Esta
costumbre aún sigue muy arraigada en los jóvenes del interior del país como por
ejemplo en la zona de Cafayate en Salta, donde se reúnen varios jóvenes
(hombres y mujeres) con sus guitarras, bombos y algún instrumento de viento
como la flauta y el siku y así interpretar canciones folklóricas.
Por
otro lado también se encienden fogones para mantener vivas algunas tradiciones
que tienen que ver más con lo religioso. Así, para el 24 de junio día de San
Juan o el 29 de junio día de San Pedro y San Pablo, los vecinos de distintos
pueblitos del interior, tanto adultos
como chicos, se reúnen y apilan las ramas y leños para luego encender el fuego
en conmemoración de estos santos y pasar un agradable momento reunidos en
familia y comunidad.
Como
hemos visto a pesar de que los fogones han evolucionado con el paso del tiempo
aún cumplen su función de reunir a la gente a su alrededor con el poder de sus
chispas danzantes.
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