El auge del
folklore debido a los distintos grupos que habían aparecido creció cuando en
1961 y 1966 se originan los festivales de Cosquín
y Jesús María, respectivamente, en
la mediterránea provincia de Córdoba.
En 1960 el Chango
Farías Gómez junto a su hermano, Pedro
Farías Gómez, Carlos del Franco
Ferrero, Guillermo Urien y Hernán Figueroa Reyes, formó el grupo
vocal Los Huanca Huá. Sus complejos
arreglos polifónicos modificaron no sólo a nuestra música folklórica argentina
sino también a la de América Latina.
Aunque ya había algunos precedentes de grupos corales
como el conjunto Llajta Sumac o el Cuarteto Gómez Carrillo, fue el éxito
de los Huanca Huá lo que inspiraría la formación de nuevos grupos vocales en
nuestro país. Estos conjuntos fueron paulatinamente incorporando nuevos
elementos como el contrapunto, la cuarta y quinta voz, herramientas musicales
de la polifonía, por mencionar algunos.
Entre los grupos vocales que se formaron a partir de los
Huancá Huá podemos citar a Opus Cuatro,
Los Trovadores, Cantoral, Cuarteto Zuray,
entre otros.
Para el 150º aniversario de la Revolución de Mayo, Waldo de los Ríos graba su “Concierto de las 14 provincias”,
combinando los ritmos de raíz folklórica con la música moderna.
Con los espectáculos “Canciones
para mirar” (1962) y “Doña Disparate
y Bambuco” (1963), presentados por el dúo Leda Valladares y María Elena
Walsh, surge una manera más abierta de comprender la música de nuestro
folklore. A partir de estas presentaciones aparecen personajes infantiles y
canciones clásicas que aún hoy seguimos escuchando como Manuelita, El Reino del Revés (carnavalito), La Vaca Estudiosa (baguala).
En el año 1962 es entregado el premio “Revelación Cosquín” a los Huanca Huá y
al trío Tres para el Folklore. Este trío estaba compuesto
por Lalo Homer, Luis Amaya y Chito Zeballos
y fue en ese año que ellos lanzan su trabajo titulado Guitarreando, que incluye
una interpretación del clásico Pájaro
Campana.
Al año siguiente Mercedes
Sosa (que ya estaba comprometida con el canto folklórico argentino) se une
a otros músicos como Armando Tejada
Gomez y Oscar Matus para
comenzar con el Movimiento del Nuevo
Cancionero que tenía por objetivos terminar con el enfrentamiento entre el
folklore y el tango, diseñar un cancionero que estuviera abierto a todos los estilos y que fuera nacional y latinoamericano,
evitando la música puramente comercial, y reivindicar a artistas del folklore
argentino que habían permanecido marginados como Buenaventura Luna y Atahualpa
Yupanqui.
Entre los artistas que se fueron uniendo a estemovimiento
podemos citar a Las Voces Blancas, Horacio Guarany, Daniel Toro, Ramón Ayala, César Isella, el dúo Cuchi
Leguizamón y Manuel J. Castilla
(ambos compositores), entre otros.
Y aunque
tantos otros folkloristas no se adhirieron estrictamente al Movimiento del
Nuevo Cancionero, éste renovó por completo la canción argentina dando paso a lo
que se llamara música popular argentina, que buscaba terminar con la
“rivalidad” entre música tradicional - música moderna y entre tango - folklore.
Además Waldo de
los Ríos y Eduardo Lagos (quién
solía reunirse en su casa con Astor
Piazola, Hugo Díaz, Domingo Cura
y otros músicos para realizar reuniones de improvisación y experimentación
folklórica), pertenecieron a otra línea renovadora del folklore llamada música
de proyección folklórica.
No podemos dejar de nombrar a artistas folklóricos
destacados de esta época como Los
Visconti, Domingo Cura
(percusionista), Los del Suquía, Jaime Torres (charanguista), Jorge Cafrune, Los Carabajal, Hernán
Figueroa Reyes, Los Manseros
Santiagueños, Chango Nieto
(cantante y bombista), Oscar Cardozo
Ocampo, Las Voces de Orán, entre
tantos otros.
Estos artistas interpretaron temas que aún hoy siguen
sonando como “Mama Vieja”, “El Orejano”, “Zamba de Monteros”, “Añoranzas”,
“Zamba del Fuellista”, etc.
Entre los intérpretes destacados de música sureña podemos
mencionar a Roberto Rimolai Fraga
con su “Argentino hasta la muerte”, Argentino Luna con “Mire qué lindo mi país paisano”, Jorge Larralde con “Memoria para un hijo gaucho”, entre
otros.
De los representantes del canto patagónico cabe mencionar
al poeta Marcelo Berbel con su
canción “La Pasto Verde” y a sus
hijos, Los Hermanos Berbel con “Quimey Neuquén”.
En la música litoraleña se destacaron el acordeonista Raúl Barbosa, María Helena (Canto
Islero), Cacho Saucero (Sapukay de
triunfo Macho) y Los Hermanos Cuesta
(Juan de Gualeyán).
En el año 1964 Jorge
Cafrune incluye en su segundo álbum la canción “Zamba de mi Esperanza” de Luis Morales (seudónimo de Luis Profili).
Esta canción se convirtió, junto a “Merceditas”,
en el tema más popular de nuestro folklore tanto dentro como fuera del país.
En el año1965 se estrena la película de Delfor María Beccaglia titulada “Cosquín, amor y folklore”. En la
película actúan Elsa Daniel y Atilio Marinelli e interpretan temas
musicales Los Chalchaleros, Atahualpa
Yupanqui, Eduardo Falú, Ramona Galarza, Los Cantores del Alba, El
Chúcaro y Norma Viola, Los Fronterizos, Los Trovadores, Los de Salta,
entre otros.
En esta época se busca vincular al folklore, de manera
más estrecha, con otros ritmos populares tanto de Argentina como de
Latinoamérica. Se realizaron varios intercambios con el rock nacional como los
de la banda Arco Iris (liderada por Santaolalla), León Gieco, Víctor Heredia
y Roque Narvaja.
Además debemos
mencionar los dos álbumes de tango editados por Los Cantores de Quilla Huasi
y Los Cantores del Alba
interpretando canciones mexicanas.
Continuará...
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