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La Corrida de Sortijas


La sortija blandeándose espera al más diestro de los jinetes
¿Quién logrará asirse con ella, en este juego de destreza ecuestre?

La tarde del domingo se presenta soleada. El cielo se halla limpio, sólo una pequeña nube se divisa a lo lejos cruzando en el horizonte.

Las pocas calles del pueblo están vacías. El viento, casual mensajero, trae el murmullo proveniente de la Plaza Mayor, revelando la misteriosa quietud del pueblo.

Grandes y pequeños comentan expectantes ante el espectáculo que pronto se desarrollará. Todos tienen a su favorito y antes de que el juego comience ya gritan por animarlos.

Muy pocos alientan al “nuevo”, es que no sólo es su primera vez demostrando su destreza si no que también es muy joven. Únicamente un pequeño grupo de amigos vitorean su nombre y su madre está más nerviosa que animada.

Pero esto no desanima al muchacho, lo importante es que ella ya llegó para verlo.

Sabe que debe ser paciente pues está quinto en partir de su grupo pero hay cinco rivales más en el grupo que está del otro lado… Aún así sabe que se alzará con el triunfo de llevarse la primer sortija…

Altanería pensarán algunos… Insolencia creerán otros, más es el amor lo que le da confianza.

El caballo bajo su montura se mueve inquieto, pero el joven con dos golpecitos en el cuello, lo calma diciendo:  -Tranquilo ya hemos practicado bastante en las tardes, a orillas del río, después de las faenas…

La muchacha se pasea y se pasea para asegurarse de que él vea que cumplió su promesa... El muchacho la mira y disimuladamente mueve la cabeza demostrando que la vio. Hasta hoy ha sido un secreto amor de adolescentes, pero en este día cuando él le entregue la sortija que ahora pende colgada de la viga, todo el mundo lo sabrá.

Ya se ha dado la voz de partida… la corrida ya comenzó.

Este juego de habilidad data aproximadamente del siglo XVII y era practicado como un ejercicio de destreza ecuestre entre los jinetes moros.

Era en los importantes torneos realizados en Granada donde se practicaba la carrera de sortijas (reservada para la nobleza mora).

Fue de ellos que aprendieron este juego los cristianos españoles. Pronto se transformó en una exhibición, no sólo de destreza sino de alarde y lujo reservado para la nobleza.

Fueron los españoles que llegaron a nuestro territorio, los que trajeron este juego al Río de La Plata, donde se popularizó, pasando de la elite al pueblo.

Esta diversión gaucha consiste en lograr hacerse de una sortija, la cual pende colgada de un poste que se halla descansando sobre otros dos de madera que se alzan desde el suelo (en una especie de arco).

Los jinetes irán partiendo por turnos desde una distancia de 100 mts (generalmente se suelen dividir en dos grupos que se colocan de manera equidistante), con un pequeño palo en la mano con el cual deberán, llegado el momento, tratar de atravesar la sortija para lograr quedarse con ella. Para ello, los jinetes deberán pararse sobre los estribos para poder alcanzar el objetivo que se halla entre 2,5 y 3 metros de altura.

Era un hábito que el juez de paz o el político más influyente donara premios en dinero que luego los afortunados pasarían a cobrar. También, en la época de Rosas, se acostumbraba otorgar a los ganadores de esta destreza mantas indias y anillos de diamantes.

El tiempo ha pasado pero aún hoy se sigue practicando ésta actividad en diversos pueblos y en varias reuniones, como por ejemplo la Feria de Mataderos en Buenos Aires.

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